El Puente Romano de Córdoba, también conocido como Puente Viejo, es una de las estructuras más emblemáticas de la ciudad. Construido en el siglo I a. C. como parte de la Vía Augusta, este puente ha sido testigo de más de dos mil años de historia, conectando el barrio de la Catedral con el Campo de la Verdad sobre el río Guadalquivir, hasta la construcción del Puente de San Rafael a mitad del siglo XX.
Origen y construcción romana
Edificado por los romanos en piedra, el puente fue una obra clave de ingeniería para asegurar el paso sobre el Guadalquivir. Originalmente constaba de 17 arcos, aunque en la actualidad se conservan 16. Con una longitud de 331 metros y un ancho de 9 metros, fue durante siglos el único puente de la ciudad, lo que consolidó su papel estratégico y urbano.
El Puente Romano fue un importante medio de entrada a la ciudad desde la zona sur de la península Ibérica, por ser el único punto para cruzar el río sin utilizar ningún tipo de embarcación. Probablemente la Vía Augusta (calzada romana más larga de la antigua Hispania, con una longitud aproximada de 1.500km que discurrían desde los Pirineos hasta Cádiz, bordeando el Mediterráneo) pasaba por él.
Modificaciones a lo largo de los siglos
Durante el dominio musulmán, el puente fue parcialmente reconstruido, y posteriormente sufrió varias intervenciones en época medieval. La más notable de estas reformas ocurrió en el siglo XVII, cuando se erigió en su centro la estatua del arcángel San Rafael, obra de Bernabé Gómez del Río (1651), una figura de fuerte simbolismo protector para los cordobeses.
En los siglos XIX y XX, se realizaron ajustes menores hasta llegar a su gran restauración entre los años 2006 y 2008, encabezada por el arquitecto Juan Cuenca Montilla. Esta intervención incluyó la peatonalización completa del puente, la pavimentación con granito rosa de Porriño y la rehabilitación de la capilla y la estatua de San Rafael. A pesar de ciertas polémicas por el uso de materiales modernos, el proyecto recibió el reconocimiento del premio Europa Nostra.
Declaraciones patrimoniales y valor cultural
El Puente Romano fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y forma parte del conjunto histórico de Córdoba, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. A lo largo del tiempo, ha sido mucho más que una vía de paso: es un símbolo identitario de la ciudad, fotografiado y recorrido por millones de visitantes.
Entorno monumental y natural
El puente enlaza con otros hitos patrimoniales de gran valor, como la Puerta del Puente y la Torre de la Calahorra. Su entorno natural también es digno de mención: a sus pies se encuentran los Sotos de la Albolafia, una zona de biodiversidad fluvial protegida, y antiguos molinos hidráulicos que formaban parte del sistema hidráulico andalusí.
Curiosidades y presencia en la cultura popular
Como por ejemplo, nuestro Puente Romano, considerado Bien de Interés Cultural, y que durante muchos años fue atravesado por millares de vehículos, ya que sobre él transitaba la carretera nacional N-IV y en la actualidad también sirviendo de escenas en películas y series de televisión tan conocidas como la española Carmen (2002), y algunas escenas para la quinta temporada de la exitosa serie Juego de Tronos (2014).
Hoy, completamente peatonal, el puente invita al paseo, al disfrute del paisaje urbano y al reconocimiento de la herencia histórica de Córdoba. Es uno de los lugares más evocadores para entender la convivencia de culturas y la continuidad del tiempo en la ciudad califal.
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Bodegas Mezquita, apoyando la tradición y cultura cordobesa.